El hombre y la portañuela.

El hombre y la portañuela.

Había una vez un hombre oxeando en el parque de la ciudad, cuando vio a una joven que resultó ser la sosia de una cortesana del barrio. La chica elaboraba hermosos topiarios con gran precisión, desde lejos se apreciaban los rapacejos que volaban al son de sus movimientos.

El hombre, quien seguía mirando a la joven, se acercaba lentamente, oscurecía y el olor a petricor era penetrante. De pronto, la joven grito al sentir como el hombre lamía su antitrago. Ella gritaba con desesperación, pero esa noche, el conticinio estaba de su lado. La portañuela del hombre se atascó y lo lastimó gravemente. 

Al día siguiente, la paparrucha se dispersó por todo el lugar. Se enteraron los niños en pedicoj y las mujeres con bellas lúnulas.  De aquella anécdota, sólo quedaron los rapacejos enredados en los arbustos y el susto de la Venus sosia de Bastet.

C.E.H.O.

Inspirado en el libro "Funderelele y más hallazgos de la lengua".